
Patakí de Cabocla Jurema – La Reina de las Matas
Hace mucho, mucho tiempo, en los espesos bosques donde el verde esconde los secretos de los antiguos, nació una niña marcada por el destino. A los siete meses fue abandonada por su madre, pero la selva no abandona a sus hijos: fue recogida y criada por el Caboclo Tupinambá, gran guerrero y sabio conocedor de las hojas, los vientos y los espíritus del monte.
La niña creció fuerte, callada y atenta. Sus pasos eran suaves como los de un jaguar, y su mirada, profunda como el pozo más antiguo. Aprendió el arte de la caza, el poder de las plantas, los caminos del espíritu, y fue la primera mujer en convertirse en guerrera y guía de su tribu. Así fue como se hizo llamar Cabocla Jurema, porque su espíritu era tan fuerte y encantado como la planta que lleva ese nombre sagrado.
Cuenta la historia que ninguna amenaza la doblegaba. No temía al veneno de la serpiente ni al embuste del boto. Pero un día, se enfrentó a su mayor batalla: el amor.
En medio de una guerra entre su tribu y los llamados Hijos del Sol, fue capturado un joven caboclo de mirada firme y corazón rebelde: Huascar, guerrero enemigo. Jurema debía decidir su destino, pero al mirarlo, sintió un reconocimiento antiguo, un lazo de otras vidas. Día tras día, su corazón palpitaba con fuerza desconocida. Contra todo consejo, contra toda regla, decidió liberarlo. Sabía que al hacerlo, sería perseguida. Sabía que la traición a su tribu le costaría caro. Pero el amor, cuando es verdadero, no pide permiso.
Huyeron juntos, pero fueron alcanzados por los suyos. Una lluvia de flechas cubrió el cielo. En el último instante, fue Jurema quien se interpuso, recibiendo en su pecho el dardo destinado a su amado. Y allí cayó, entre la vida y la muerte, bajo el cielo del bosque que tanto amaba.
Dicen que donde cayó su cuerpo nació una planta nunca antes vista. De flor naranja intensa y tallo resistente, que gira cada día buscando al sol: el girasol. Y que su espíritu no se perdió, sino que se hizo más fuerte, más sabio, más luminoso. Desde entonces, ella vuelve como entidad de luz, guiando y sanando en los terreiros, en las matas, en los sueños de quienes la llaman con fe.
Cabocla Jurema no cobra por su trabajo. Es madre, es guía, es curandera. Maneja las hojas, los rezos, el silencio de la selva y el grito de la justicia. Comanda falanges enteras de otras juremas: da Praia, da Cachoeira, da Lua, Preta, Rainha, Mestra, y muchas más. En cada una se manifiesta una vibración distinta, pero todas son una: la fuerza de la mata viva, del amor libre, del espíritu que no se doblega.
Ella camina al lado de Oxossi, Ogum, Xangô, Iansã, Oxum, Obaluaê y todos los Orixás cuando es necesario. Sabe cuándo actuar, cuándo curar, cuándo enseñar.
Por eso, cuando sientas miedo, cuando tu camino esté oscuro, cuando no encuentres la palabra justa, llama con fe:
📿 Salve Cabocla Jurema!
🌿 Dame tu fuerza, tu sabiduría, tu coraje de amor.
🌻 Haz florecer en mi vida la certeza de que aún entre las sombras, el girasol sigue buscando al Sol.
📜 Patakís narrados por Pae Roberto de Xango Aganshu 🔥⚡
Cada historia aquí contada nace del respeto y la fe en los Orixás, transmitiendo su esencia, su poder y su enseñanza. Que cada palabra ilumine tu camino y fortalezca tu espíritu. Saravá e axé! 🙌🏾✨