Cuentan los antiguos que, en los tiempos donde los ríos hablaban y los volcanes caminaban, vivía Aganjú, señor de la tierra ardiente, el que dominaba los fuegos del mundo y habitaba en la montaña más alta, custodiando el equilibrio entre la destrucción y la fertilidad. A sus pies corrían los ríos de lava y a sus espaldas rugía la tierra.

Un día, Yemanjá, la madre de las aguas profundas, cruzó su camino. Ella, señora del vientre infinito y madre de todas las cabezas, buscaba cruzar el gran río que sólo Aganjú podía dominar. No tenía oro ni conchas para pagarle, pero llevaba en su interior un fuego especial, un destino sellado.

Aganjú, movido por algo más fuerte que la razón, aceptó llevarla. De esa unión sagrada nació un hijo diferente: Xangô, el que heredó la fuerza del fuego de su padre y la sabiduría de las aguas de su madre. El que trae la justicia, el equilibrio y la palabra firme. El que habla y retumba, como el trueno.

Crecido y sin saber quién era su padre, Xangô emprendió camino por la tierra, hasta llegar a la casa de Aganjú. Cansado y hambriento, comió, bebió y durmió allí. Cuando Aganjú lo encontró, enfurecido intentó castigar al joven intruso. Pero el fuego no lo quemó, ni el agua lo ahogó. En ese momento, Aganjú comprendió que ese era su hijo, el que uniría el fuego profundo con la palabra justa.

Desde entonces, Xangô y Aganjú se reconocieron, y nació un pasaje espiritual poderoso: Xangô Aganjú, el que no sólo juzga con sabiduría, sino que transforma con su fuego interno todo lo que toca. Hoy, cuando hablamos de este pasaje, reconocemos en él al Xangô que rompe con lo viejo, que purifica, que hace florecer la justicia sobre las ruinas del odio y la envidia.

Su fuerza no es sólo castigo. Es renovación. Es el rugido del volcán que avisa: "¡Basta!" Es la llama que transforma lo injusto en oportunidad, y el que guía con su hacha a quienes buscan vivir con dignidad, fe y coraje.

📜 Patakís narrados por Pae Roberto de Xango Aganshu 🔥⚡

Cada historia aquí contada nace del respeto y la fe en los Orixás, transmitiendo su esencia, su poder y su enseñanza. Que cada palabra ilumine tu camino y fortalezca tu espíritu. Saravá e axé! 🙌🏾✨